Mi hijo tiene adversidad temprana (AT), está diagnosticado de trastorno de apego. Se nota porque está en una situación de estrés permanente, siempre a la defensiva, con una capacidad de frustración nula, cualquier rechazo le provoca mucha agresividad y tiene la autoestima por los suelos”. Lo explica Carlos, nombre ficticio de un padre de PETALES España que se ha prestado a narrar su historia para NIUS.
Nos habla de su hijo Manuel, que llegó a su hogar con seis años después de haber pasado por el sistema de protección de menores. Su historia no es un caso aislado, hay muchos niños como él. El problema es que hay un tal desconocimiento sobre la adversidad temprana que la sociedad no lo entiende y se tiende a poner etiquetas a estos niños y niñas y dejarlo pasar.
La Adversidad Temprana en el colegio
Es el gran reto al que se enfrentan tanto los padres como los hijos. Manuel, con 11 años, ya lleva tres colegios. “Es algo desproporcionado, antes de la expulsión o la invitación a irnos de los colegios hay muchas cosas que se pueden hacer. Seguro”, dice Carlos.
“La sociedad en general y sobre todo la escuela debe entender que se necesita una mirada comprensiva y unas pautas de actuación diferentes al resto de niñas y niños que han crecido en entornos normosaludables porque a medida que se sientes comprendidos y aceptados mejoran su forma de estar en el mundo”
Noticia compelta: “Mi hijo ha sufrido adversidad temprana”: el problema ignorado de la falta de apego en niños