Mi hijo: mi alegría y mi tortura. Ya tebya lyublyu para siempre.
Mi hijo: mi alegría y mi tortura Mi hijo vino con siete años de Rusia. Los cumplió un mes antes de que pudiera traérmelo a España. Ocho meses antes viajé para verle por primera vez. ¡¡Era tan guapo…!! Tenía la sonrisa más bonita del mundo, el pelo rapado a lo...