Algunas personas evitan la necesidad de una conexión emocional con otros humanos a causa del trauma interpersonal sufrido en la infancia. En este articulo la periodista Louise Godbold nos narra la experiencia personal para enfrentarse y superar su miedo a las relaciones de pareja..
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La cura intolerable
Para mí, como superviviente de un trauma interpersonal, el compromiso y la intimidad nunca han sido fáciles. Esta es la razón por la cual mi primer matrimonio se viniera abajo. Pero eso el pasado mes de octubre, mi novio, que había estado viviendo a una distancia cómoda para mí (medida en miles de millas), me sugirió que cogiera mis pertenencias y sobrellevara la pandemia con él en Hawái. Así comenzó una aventura que me hizo respirar en bolsas de papel y por la que él merece una nominación al Premio Nobel de la Paz.
La evitación
En los días en que no he dormido lo suficiente, soy particularmente vulnerable a estar descontenta e irritable. Encuentro molesto todo acerca de mi pareja, hasta su misma existencia. Suelo buscar refugio en elaborados planes de escape. Sueño con un estudio bañado por la luz que da a una playa o una pequeña cabaña encaramada junto a un lago y rodeada de pinos. La escena cambia, el número de perronas no. Estoy solo yo.
Para muchos supervivientes de un trauma, la “evitación”, un síntoma de estrés postraumático y motor de mis fantasías de escape, es la única forma de hacer que nuestras vidas se sientan manejables.
La última edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales describe la evitación como “esfuerzos para evitar recuerdos, pensamientos o sentimientos angustiantes” y “recuerdos externos (personas, lugares, conversaciones, actividades, objetos, situaciones)” asociados con eventos traumáticos. Pero, ¿y si la fuente y el recuerdo del trauma son otras personas? ¿Y qué significa eso para nuestras relaciones?
Relaciones seguras y estables
El dilema esencial para los supervivientes de un trauma interpersonal es que, como ha escrito Judith Herman, “la recuperación solo puede tener lugar dentro del contexto de las relaciones; no puede ocurrir de forma aislada”. Tiene sentido que para aquellos de nosotros que hemos sufrido relaciones abusivas, las relaciones seguras y estables sean la cura. Algo así como eliminar las toxinas de alguien que ha sido envenenado con agua pura. Sin embargo, acercarse a las personas también supone intrínsecamente inseguridad. En muchos casos, nuestro trauma surge del hecho de que las personas que se suponía que debían amarnos y protegernos nos dañaron. Aprendimos, a veces a una edad temprana, a desconfiar y temer lo mismo que necesitamos como humanos para sobrevivir. En El niño que fue criado como perro, Bruce Perry escribe:
“Ser dañado por las personas que se supone que te aman, ser abandonado por ellas, ser despojado de las relaciones cara a cara que te permiten sentirte seguro y valorado y volverte humano, estas son experiencias profundamente destructivas. Debido a que los humanos son ineludiblemente seres sociales, las peores catástrofes que nos pueden ocurrir inevitablemente implican una pérdida relacional”.
Conexión emocional
Aún más preocupante, la incapacidad de tolerar las relaciones cercanas no solo impide la recuperación del trauma, sino que incluso puede acortar nuestra vida. Un estudio de Brigham Young de 2015 informó que el aislamiento es tan malo como fumar 15 cigarrillos al día en términos del impacto en nuestra salud mental y física y, en última instancia, en nuestra longevidad. El dolor diario del aislamiento social es muy real, En realidad se registra en la misma región del cerebro que el dolor físico. Para algunos supervivientes de trauma, el aislamiento puede ser “iatrogénico”, lo que significa que el remedio es peor que la enfermedad.
Algunas personas evitan la necesidad de una conexión emocional con otros humanos al hacerse amigos de otros mamíferos grandes: los perros o los caballos se usan regularmente en la terapia de trauma. Para aquellos de nosotros que nos atrevemos a sumergir un dedo del pie en las aguas potencialmente tumultuosas de las relaciones con otros humanos, la experiencia probablemente se aborde mejor como una especie de terapia de exposición, en la que te enfrentas a lo que más temes poco a poco hasta que tu cerebro se reconecta. y ya no sientes una amenaza.
El problema es que el matrimonio, para volver a mi situación, no funciona así. No puedes estar casado por ejemplo un día a la semana, hasta que desarrolles una tolerancia. Y, aparte de tu propia capacidad para tolerar estar cerca de otra persona, es necesario que tu pareja comprenda bien el trauma y, como mi esposo (hasta ahora), tenga una paciencia duradera. Existe un grave riesgo de que la relación se rompa y termine explotando.
Superar el miedo
Las personas que hemos sobrevivido a un trauma nos enfrentan un enigma casi imposible: ¿Cómo superamos el condicionamiento del miedo que nos deja incapaces de tolerar lo que nos curaría? Parte de la solución es aprender a vivir con sentimientos incómodos. Me digo a mí misma que solo porque hoy me sienta emocionalmente insensible o inquieta (u oscile entre los dos), no significa que deba comprar el primer billete de tren y largarme a otro sitio. Podemos aprender a calmarnos a nosotros mismos. Una vida en común puede causarte irritación por la falta de control sobre decisiones tan simples como qué comer y cuándo irse a la cama. Pero entonces quizás quieras pensar, como lo hago yo, sobre lo estéril que resultan mis rutinas y las limitaciones de mi vida cuando tenía el control unilateral.
Louise Erdrich ofrece este estímulo:
“La vida te romperá. Nadie puede protegerte de eso. Y vivir solo tampoco, pues la soledad también te quebrará con su anhelo. Tienes que amar. Tienes que sentir. Es la razón por la que estás aquí en la Tierra”.
Lo más difícil para cualquier superviviente de un trauma interpersonal es elegir volverse vulnerable a la traición y al dolor. Sin embargo, después de casi un año de matrimonio, puedo declarar que estoy disfrutando de las propiedades calmantes de abrazar a alguien seguro, alguien que se preocupa por mí y alguien que, a pesar de mi metafórico rasguño en la gatera para salir, aguantará lo suficiente. para calmarme y relajarme en los suaves ritmos de una vida compartida.
April 6, 2022 By Louise Godbold in Adverse childhood experiences
Buenísimo. Me siento totalmente identificada, desde el principio al fin. Nunca me habían dado una respuesta a mi forma de no-relacionarme, de hacerlo de una forma tan superficial que no se mantenían en el tiempo, de tratar de huir en cuanto no sentía lo que yo creía que debería sentir, de no vincularme con gente que quería hacerlo, pero algo no me dejaba….es un sufrimiento terrible, porque te lleva todo esto a la soledad, pero, aunque esta soledad duele, es menor el dolor que tenerte que exponer a lo que más temes.
Sin duda lo más complicado es perder ese miedo…