Índice de contenidos:
El Trauma del desarrollo de cerca
Este artículo explica el espectro de desafíos a los que se enfrentan los niños y niñas traumatizados, conocido como Trauma del Desarrollo. Asimismo se comparten ideas sobre cómo podemos ayudar a reparar el trauma temprano. No solo está dirigido a madres, padres, familiares o cuidadores/as de niños y niñas que han sufrido pérdidas tempranas, traumas y trastornos del apego. También ha sido escrito para profesionales cuyo trabajo es apoyar a niños/as vulnerables, pero que a menudo se sienten sobrepasados y sin saber cómo ayudar de manera efectiva a las dificultades profundas y complejas que observan. Por último, pero no menos importante, este artículo es para adultos que experimentaron una pérdida o un trauma durante su propia infancia. Estos adultos pueden encontrar que la información aquí resuena profundamente con su propia historia de vida.
¿Por qué es importante este artículo?
Nuestra experiencia con infantes que han sufrido traumas y pérdidas tempranas es que a menudo son mal diagnosticados y malinterpretados por profesionales, amigos y familiares. Pueden tener las mejores intenciones para ayudar, pero aún no conocen el impacto del trauma temprano. Las etiquetas de ser “travieso”, “autista”, “TDAH” o “problemas de comportamiento” a menudo conducen a respuestas adultas que, a veces, pueden impedir que el niño o niña progrese y se desarrolle. Este artículo tiene como objetivo ayudar a los adultos que rodean al niño o niña a comprender su comportamiento y sus necesidades ocultas desde una perspectiva “informada sobre el trauma“.
¿Quién puede sufrir un trauma del desarrollo?
La investigación nos ha demostrado con sólida evidencia neurocientífica que los bebés pueden sufrir un trauma en su mente y cuerpo en desarrollo cuando están en el útero; por ejemplo, si su madre biológica:
- Estuvo en una relación violenta con una pareja, amigo o familiar
- Toma alcohol y sustancias toxicas
- Ella misma tiene un historial de trauma
- Sufrió serios problemas de salud mental o estrés tóxico
También nos ha demostrado que un historial de trauma severo en los padres puede incluso cambiar la composición genética del bebé antes de nacer. El trauma durante el embarazo significa que el bebé nace programado para ser extremadamente sensible al estrés de la vida. Las experiencias que ocurren durante el embarazo o dentro de los primeros cuatro años no pueden ser recordadas explícitamente por el individuo. Sin embargo, la investigación es muy clara en cuanto a que son estas mismas experiencias las que dan forma a nuestro desarrollo e influyen en nuestro bienestar posterior. El cuerpo recuerda, incluso cuando la mente no puede. El trauma temprano puede surgir de cosas que suceden que no deberían haber sucedido (p. ej., abuso, separación, intervenciones médicas) y de cosas que no sucedieron y que deberían haber sucedido (descuido emocional y físico). El abandono es a menudo invisible.
No se trata solo de lo que pasó
Las investigaciones del Dr. Bruce Perry y su equipo nos han demostrado que la experiencia de una pérdida y un trauma tempranos no dicta el futuro de un niño/a, aisladamente de otros factores importantes. Hay otras experiencias muy influyentes que pueden amortiguar el impacto de la adversidad temprana. En particular, la presencia de adultos seguros y disponibles en el momento del trauma. La edad del niño o niña cuando ocurrió el (los) trauma(s) también influye en el impacto sobre su bienestar posterior. La adversidad, el estrés y la pérdida en las primeras 8 semanas de vida de un bebé tienen la mayor influencia en su bienestar posterior. Más influyente para el niño que su trauma temprano es la calidad y cantidad de sus relaciones seguras. Este es un mensaje muy esperanzador de la investigación.
¿Qué es el trauma del desarrollo?
El termino Trauma del desarrollo es utilizado para describir el impacto del trauma y la pérdida tempranos, hechos que ocurren dentro de las relaciones importantes del niño o niña y, por lo general, al principio de la vida. Las historias comunes incluyen situaciones en las que los bebés o niños/as
- Han sido descuidados y/o abandonados por sus padres biológicos
- Han sido retirados de los padres biológicos porque han sido abusados física/sexualmente/emocionalmente
- Viven con padres biológicos dañinos y amigos/familiares seguros durante un largo período de tiempo
- Han sido retirados al nacer y que experimentan múltiples experiencias adversas, como la muerte de un cuidador, acoso, enfermedad física.
- Que viven con una familia segura y amorosa, pero que sufren abuso sexual fuera de la familia desde una edad temprana
- Retirados de los cuidadores de crianza seguros y colocados en una familia adoptiva/acogedora segura
- Han tenido problemas de salud graves y múltiples intervenciones médicas
Es importante entender que las respuestas de supervivencia de estos niños y niñas traumatizados no se apagan cuando hacen la transición a un entorno seguro. Están continuamente en modo de supervivencia. Las pequeñas cosas cotidianas, como pasar de un aula a otra o una voz ligeramente elevada) le indican “peligro de vida o muerte”. Su desarrollo está estancado en su cerebro primitivo, y es muy poca la información que puede pasar a las partes superiores de su cerebro donde ocurre la racionalización. Todos sus recursos se “agotan” para mantenerse con vida físicamente y permanecer en la mente de sus adultos. Esto significa que queda poco para el desarrollo de “lujos” como el procesamiento y la retención de nueva información; razonamiento; compartir con hermanos o compañeros; empatía o un sentido de las intenciones de los adultos como positivas o incluso neutrales.
Los siete impactos del trauma del desarrollo
Hay siete áreas de impacto que vemos en los niños y niñas que han experimentado un trauma del desarrollo. Estos se pueden mapear en el orden en que se desarrolla el cerebro: desde la parte inferior del cerebro (el tronco encefálico) hasta la parte superior (el cerebro cortical).
Las siete piezas del rompecabezas del trauma del desarrollo son:
La disociación se produce cuando las tres áreas del cerebro se desconectan entre sí, lo que hace que el cerebro primitivo se apague como una forma de protegerse del daño.
Desarrollo sensorial
Los bebés y niños pequeños aún no han desarrollado el lenguaje para dar sentido a sus experiencias, por tanto, todos sus recuerdos son recuerdos sensoriales. Operan principalmente desde su tronco encefálico, la parte inferior del cerebro. Esta parte es responsable de funciones básicas como la frecuencia cardíaca, la temperatura y los comportamientos que tienen como objetivo mantenerlos con vida.
Los recuerdos “implícitos” son aquellos anteriores al lenguaje. Los niños/as no podrán recordarlos ni hablar sobre ellos más adelante pero su cuerpo los ha almacenado en sus sistemas sensoriales. Al estar atrapados en el “modo de miedo”, a medida que crecen, su hipervigilancia a las señales de peligro reduce su capacidad para filtrar experiencias sensoriales “irrelevantes” como imágenes, sonidos y texturas. El sistema sensorial se sobrecarga y abruma. Aunque el niño/a este completamente seguro, siente que hay un peligro inminente. Puede tener un flashback sensorial si se siente estresado. Lo que significa que vuelve a experimentar la sensación corporal de peligro inmediato, aunque no puede entenderlo o comunicarlo verbalmente.
A menudo su respuesta a la información sensorial entrante puede ser exagerada o insuficiente. Esto es debido a que su cerebro no puede encontrar el “término medio” para determinar qué información se necesita y qué información significa “peligro”. Pueden tener dificultades de equilibrio y coordinación, controlar su fuerza o para reconocer la naturaleza de las texturas.
Muchos niños y niños traumatizados con problemas sensoriales no pueden regular su respuesta al miedo o la reacción de su cuerpo al miedo, ni regular sus funciones corporales primitivas como el ritmo cardíaco y la temperatura.
Signos de problemas sensoriales en el hogar
|
Signos de problemas sensoriales en el aula
|
La Disociación
La disociación es un mecanismo de supervivencia que se puede pasar por alto en niños y niñas traumatizados. Imagine a un niño que está siendo abusado físicamente por uno de sus padres. En ese momento de violencia no puede defenderse ni huir físicamente, pero puede escapar en su mente. Todos los humanos tenemos una habilidad natural para “salir de la habitación” mentalmente cuando el trauma es completamente insoportable. La disociación es vital para los bebés y niños/as que sufren cosas aterradoras, les permite seguir adelante frente al miedo abrumador. La disociación es una separación o desconexión entre pensamientos, sentimientos y comportamientos y una separación entre la mente y el cuerpo. Es la manera de la mente de poner experiencias y recuerdos insoportables en diferentes compartimentos. Por ejemplo, un niño puede:
- recordar un evento traumático pero no tener sentimientos asociados al recuerdo
- mostrar un comportamiento desafiante pero no tener memoria detrás del comportamiento
- sufrir un dolor de estómago pero no sentir ansiedad debajo de él.
Por supuesto, estas diferentes partes de las experiencias del niño o la niña están conectadas, pero aprenden a sobrevivir al no darse cuenta de las conexiones. En el Trauma del Desarrollo, el niño/a a menudo continúa disociándose incluso cuando ya no está en peligro. Su cerebro no puede apagarlo. Debido a que los recuerdos se fragmentan en muchos pedacitos por la disociación, pueden tener un flashback de un recuerdo, un sentimiento, un comportamiento o un dolor físico sin comprender por qué o qué lo desencadenó. Para el niño/a puede resultar desorientador y confuso ya que todo lo que sabe es que se siente en peligro inmediato. Cuanto más aterradores fueron los traumas del niño o niña, más probable es que se disocie. El peligro constante hace que desarrollen formas cada vez más sofisticadas de disociarse.
Tipos de disociación
Los psicólogos han descubierto que existen diferentes tipos de disociación, y cada uno le brinda al niño experiencias únicas. Aquí hay unos ejemplos:
Amnesia |
|
Desrealización |
|
Despersonalización |
|
Confusión de identidad |
|
Por lo general, los niños y niñas no son conscientes de que se disocian o se “aíslan” y no pueden expresar con palabras lo que está sucediendo. Desde su perspectiva, sus experiencias son las mismas que las de los demás.
La disociación conduce a una variedad de comportamientos que los adultos pueden malinterpretar como ensoñación, mentir o problemas de concentración. El cerebro del niño lo mantiene a salvo al retirarlo momentáneamente de la amenaza percibida en su vida cotidiana.
Signos de disociación en el hogar
|
Signos de disociación en el aula
|
Desarrollo de apego
Los niños y niñas que comienzan la vida en un entorno aterrador o negligente, o que son apartados al nacer, se adaptan. Aprenden, desde los pocos meses de edad, qué comportamientos mantienen a raya el peligro (como llorar o dormir) y que otros comportamientos aumentan las posibilidades de peligro. Por lo tanto, desarrollan una variedad de estrategias de apego para: (1) Prevenir el daño y el peligro, pero también para (2) mantener a la madre, al padre o cuidador/a lo más cerca posible, incluso si ellos/as son también el peligro, sin permitir que se acerque demasiado
El apego no es el problema. El peligro es el problema, el apego es la solución. (Dra. Patricia Crittenden)
La Dra. Crittenden piensa que no existe el apego desorganizado ya que siempre, los infantes, organizan sus comportamientos en torno al peligro. Algunos oscilan entre la estrategia de evitación y la estrategia preocupada, según lo que funcione mejor en ese entorno en particular. Aunque esto puede parecer desorganizado, de hecho es muy adaptativo. Esto odría explicar por qué es frecuente que el colegio vea una parte del niño o niña y los padres/cuidadores vean otra parte, lo que puede ser muy confuso para ambas partes.
Principales estrategias de Apego
Tienden a desarrollar una estrategia de apego principal, que podría ser Evitación Insegura o Preocupación Insegura. Esto es lo que significan estos términos:
Niños niñas evasivos |
|
Niños y niñas preocupados |
|
Signos de inseguridad en el apego en el hogar
|
Signos de inseguridad en el apego en el aula
|
Regulación emocional
La regulación emocional es una habilidad que los niños/as aprenden en su primera infancia. Significa que cuando tienen alrededor de diez años
(a) notan que están teniendo una reacción emocional
(b) saben qué emoción es
(c) la expresan de una manera sana y clara
(d) gestionan bien la emoción para sentirse tranquilos.
Los niños/as pequeños no pueden regular sus emociones por sí mismos. Dependen de sus padres/cuidadores para “co-regular”. Esto significa que la forma en que los adultos responden a las emociones del niño/a regula sus emociones y entrenando su cerebro para responder a las emociones en el futuro. A través de esta co-rregulación aprenden ‘mis sentimientos están bien, son manejables, no me matarán, no alejarán a los demás’.
Un bebé que cada vez que llora se encuentra repetidamente con golpes, es ignorado, recibe burlas o siente el pánico de sus padres, en lugar de calmarse, aprende “mis sentimientos son peligrosos, hieren a otros, me hieren a mí”. Esto se convierte entonces en su “regla para las emociones” que bien pueden llevar a lo largo de la vida.
Al no desarrollarse la parte del cerebro responsable de la regulación emocional como debería, “se atasca”. Aunque tengan 7, 9 ó 15 años, la capacidad de su cerebro para regular sus emociones es la misma que la de un niño de 3 años. ¡Reacciona de forma exagerada hasta en las cosas más pequeñas!
Es común describirlos como “traviesos” o “que quieren llamar la atención”. Para los demás todo lo que se ve es su comportamiento. La necesidad emocional está oculta. Si los adultos pueden responder a la edad emocional del niño (no a su edad real), entonces este podrá ser co-regulado y aprenderá con el tiempo a regularse. Puede ser útil pensar que “buscan apego” en lugar de que “buscan atención”.
Estrategias de afrontamiento en la adolescencia
La regulación emocional deficiente les hace recurrir a estrategias de afrontamiento poco saludables, que aumentarán y disminuirán a medida que entran en la adolescencia. Estas pueden incluir: chuparse el dedo, golpearse la cabeza, rascarse, autolesionarse, abusar de drogas y alcohol y muchas relaciones sexuales. Estos comportamientos desafiantes funcionan para “despertarlos”de sentirse muertos por dentro o ‘bajarlos” de altos niveles de ansiedad. Estos intentos de regular sus sentimientos también pueden llevarlos a situaciones de riesgo, como hacerlos vulnerables a la dependencia emocional.
Signos de desregulación emocional en el hogar
|
Signose desregulación emocional en el aula
|
Regulación del comportamiento
La ventana de tolerancia representa el rango de intensidad emocional que somos capaces de experimentar cada uno de nosotros. Esto significa que cada individuo puede tolerar un estado de excitación física y emocional. Cuando un niño o una niña está dentro de su ventana de tolerancia, puede pensar, aprender, amar y relajarse. La consecuencia del trauma en niños y niñas es que las pequeñas cosas “cotidianas” (como que los padres le pidan que se cepille los dientes o un cambio de una clase a otra) los sacan de su ventana de tolerancia. Esto les provoca estar hiperexcitados/hiperactivos o hipoexcitados (poco excitados).
Signos de excitación física y emocional
Signos de hiperexcitación (lucha/huida/congelación) Si están demasiado excitados, su ritmo cardiaco es tan rápido como el de un soldado en la batalla y sus músculos están preparados para correr o permanecer invisiblemente quietos:orrer;
|
|
Signos de hipoexcitación (apagado/colapso) Cuando están poco excitados experimentan un “cierre del sistema” (conocido como “colapso”). Se entumecen, no sienten nada, se desconectan y se sienten vacíos. No pueden conectarse y no pueden pensar. Su ritmo cardíaco cae y su respiración se vuelve más lenta. Es como si su cuerpo ‘finge la muerte’ con la esperanza de que el peligro pase de largo.
|
|
Estén sobre o sub-excitados su comportamiento está fuera de su control. No pueden controlarlo aunque lo intenten. Su cerebro no está conectado de la misma manera que el de sus compañeros y no tienen la capacidad de desactivar el comportamiento. Están en modo de supervivencia automática y no pueden pensar, razonar o racionalizar cuando se sienten amenazados. Debemos recordar que en el centro de una experiencia traumática se encuentra la pérdida de control. Si pudieran detener su abuso, o la separación de su madre, por ejemplo, lo harían. Se vuelven expertos en recuperar el control que perdieron. Los comportamientos controladores a menudo causan grandes desafíos para los adultos. Aunque el niño/a no lo sabe, está tratando de resolver su sentimiento primario de estar indefenso en un mundo peligroso.
Signos de desregulación del comportamiento en el hogar
|
Signos de de desregulación del comportamiento en el aula
|
Cognición
Los niños y niñas traumatizados crónicamente a menudo luchan con habilidades cognitivas subdesarrolladas. Su capacidad para hacer cosas como planificar con anticipación, resolver problemas, organizarse y aprender de los errores se ve comprometida.
Esto se debe a que están “atascados” en su tronco encefálico o cerebro límbico, y utilizan todos sus recursos tratando de mantenerse a salvo y determinar si se puede confiar en los adultos o no. Les quedan pocos recursos para las habilidades del “cerebro superior” que se necesitan para un buen funcionamiento cognitivo.
Hay casos que parecen no encajar en esta imagen. Son chicos y chicas brillantes, centrados y que obtienen buenos resultados académicos. Están realmente preocupados por el éxito y los logros porque sienten que ser amados depende de ello. Sin embargo, con lo que luchan es con la intimidad emocional y la alfabetización emocional. A pesar de que son académicamente exitosos, les resulta difícil articular emociones y tomar decisiones que son buenas para ellos.
Investigaciones recientes realizadas por Hambrick y su equipo nos han demostrado que la brecha en el aprendizaje y el bienestar entre ellos y sus compañeros se amplían con el tiempo. Un niño puede parecer “bien” en la primera infancia, pero a medida que alcanza los hitos clave del desarrollo (como la transición de una etapa escolar a otra), lucha de varias maneras profundas. Esto se debe a que las habilidades necesarias para dominar el hito del desarrollo se basan en cimientos neurológicos frágiles y faltantes.
Habilidades cognitivas deficientes en el hogar
|
Habilidades cognitivas deficientes en el aula
|
Autoconcepto y desarrollo de la identidad
Nuestro autoconcepto comienza a formarse desde los primeros mensajes que recibimos de los adultos sobre nosotros mismos y crece a partir de ahí. Si los niños y niñas reciben el mensaje de que no vale la pena mantenerlos seguros, que son desechables o que su llanto aleja a los demás, su autoconcepto reflejará esto
Los niños y niñas que han sufrido un trauma temprano viven con una sensación muy profunda de ser “malos” e “indeseados”. Esto se convierte en su modelo de cómo se ven a sí mismos y cómo creen que los ven los demás. No importa cuántas veces les digamos que son queridos y amados, aunque su cabeza sepa esto, su corazón está atrapado en el tiempo del trauma. Aceptar que son adorables y que vale la pena mantenerlos a salvo puede llevar mucho tiempo. Se sienten confundidos y perdidos. No sienten que pertenecen a nadie ni a ningún lugar , buscan alguna validación de los demás de que en el fondo están bien.
Por eso, pueden llegar a ser muy vulnerables: ser explotados en las relaciones o presentarse como “mariposas sociales” revoloteando entre amigos y grupos para tratar de encajar. Al tener un pobre sentido de identidad luchan por saber cosas simples como lo que les gusta, lo que disfrutan, qué quieren hacer, a quién les gusta y quién no, y qué quieren para el futuro. Saber “cómo soy” es probablemente algo que muchos de nosotros damos por sentado, pero para los niños traumatizados ese sentido de “yo” a menudo no está presente.
Signos autoconcepto y desarrollo de la identidad deficientes en el hogar
|
gnos en el aula de desarrollo deficiente del autoconcepto y la identid
|
Salud Mental
El Trauma del desarrollo es un término general para estas 7 áreas de impacto
Además de las dificultades de desarrollo, los niños y niñas también pueden experimentar dificultades discretas de salud mental, habitualmente relacionadas con episodios de ansiedad, depresión y síntomas traumáticos específicos (por ejemplo, recuerdos, pensamientos intrusivos, pesadillas). Es bastante frecuente que estos síntomas se entiendan y traten como “ansiedad” o “depresión” aislada. Sin embargo, esta no suele ser una forma efectiva de abordar sus dificultades. La clave es ver estas dificultades de salud mental como parte de una imagen general del trauma del desarrollo.
Cuando un niño traumatizado se convierte en adulto
Las dificultades descritas aquí bajo el paraguas de ‘Trauma del desarrollo’ por supuesto no desaparecen cuando el individuo se convierte en un adulto joven. Los adultos que han experimentado traumas en la infancia continúan luchando con profundas dificultades en formas que se relacionan con las 7 áreas de impacto en el Trauma del Desarrollo. Los adultos pueden soportar el impacto de su trauma, que a menudo se describe como trastorno de estrés postraumático complejo (C-PTSD, por sus siglas en inglés) de las siguientes maneras:
- Atención y Conciencia: disociación, amnesia, despersonalización
- Capacidad de autoregulación emocional: dificultades para controlar la ira (expresada hacia afuera o hacia adentro), tendencia a la autodestrucción, estrategias auto-calmantes como las adicciones y las conductas autolesivas.
- Autopercepción: sentimientos crónicos de vergüenza, culpa y responsabilidad, autoconcepto negativo, baja autoestima
- Percepción del perpetrador: incorporación a su sistema de creencias (por abuso reiterado)(
- Somatización y/o problemas médicos: relacionados específicamente con el abuso, aumentar considerablemente la vulnerabilidad para padecer síndromes de dolor y afecciones somáticas
- Sistemas de significado (conjunto de reglas, normas y expectativas que guían, de forma implícita o explícita, el funcionamiento de la persona en el mundo): contradicciones, confusión, angustia Desesperanza de encontrar a alguien que comprenda su sufrimiento
- Relaciones con los otros: incapacidad para confiar, para intimar, acercamiento/evitación
Al igual que con las niñas y los niños, existe una serie de enfoques terapéuticos efectivos que (cuando se ofrecen en la secuencia correcta por un especialista en Trauma Complejo) pueden permitir que el adulto sane y repare sus heridas tempranas.
¡Las buenas noticias!
El Dr. Allan Schore, un psicólogo pionero, tiene muy claro que, dado que el trauma del desarrollo ocurre dentro de las relaciones clave, también puede repararse dentro de las relaciones.
“Las relaciones curan el trauma de la relación” Dra. Karen Triesman.
El Dr. Bruce Perry, otro investigador innovador en el área del abuso y la negligencia, nos ha dicho que el trauma del desarrollo se puede reparar si se ofrece la intervención correcta en el momento correcto, en el orden correcto y durante un largo período de tiempo.
Los niños son resistentes y adaptables, y la neurociencia y la neurobiología interpersonal nos muestran todo el tiempo que el cerebro es flexible y está abierto a ser remodelado si se le da la oportunidad.
Autores: Dr Shoshanah Lyons, Dr Kathryn Whyte, Ruth Stephens, Helen Townsend., Original www.beaconhouse.org.uk/. Actualizado en Enero de 2020
Articulo traducido y adaptado por PETALES España
Nota: próximamente publicaremos la segunda parte “Estrategias Practicas para familias y cuidadores/as”