Muchas cosas que hacen nuestros hijos son porque no pueden pensarlas. No pueden contener el miedo, el sufrimiento, y hacen cosas: insultan, agreden, se lesionan, escapan…
Estar ya es mucho
Y producen un impacto en nosotros enorme, que tenemos que digerir, pensando, analizando, sacando los porqués que ellos no pueden pensar (ni decir, por tanto). Si me siento abandonado, cuánto de abandono sienten… Si me siento atacado, solo, herido, con miedo, confuso, irritado, harto…cuánto de esto siente mi hijo/hija. ¿Y por qué podrá ser?
Lo importante es no reaccionar con otra acción: chillar, pegar, castigar, reñir, amenazar, abandonar…sino hablar, estar, contener, y cuando se pueda pensar y digerir lo que ha pasado para poder ayudar mejor a que nuestro hijo o hija piensen lo no pensado. Que asimilen lo que sólo han podido expulsar hacia fuera (generalmente hacia nosotros…y más veces nosotras)
Entre todos contribuimos a pensar y no actuar. Y eso es mucho. Que reconstruyan el aparato de pensar los pensamientos (que no han podido construir en su desarrollo)
Y para nuestro consuelo: “estar” ya es mucho. Ellos lo que más temen es el abandono. “Estar” contiene ansiedades y temores.
Ignacio Díaz, psicoterapeuta y socio de Petales
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