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Desarrollar el vínculo a través del juegp
¿Puede el juego ayudar a desarrollar el vínculo?
Jugar es una de las primeras actividades que aprenden los niños y niñas y es esencial para el desarrollo y el aprendizaje. A través de esta actividad, los niños desarrollan su imaginación, exploran su medio ambiente, expresan su visión del mundo y desarrollan su creatividad y habilidades socioemocionales entre pares y adultos.
Es muy importante que los padres y madres dediquen el tiempo necesario a jugar con sus hijos e hijas. En especial queremos significar la importancia de los juegos de apego. Este tipo de juego tiene varias características que lo diferencian del juego tradicional, como nos cuenta Aletha Solter en su magnífico libro “Desarrollando el vínculo padres-hijos”
- Está centrado en el niño/a y contribuye a su desarrollo.
- Fortalece la conexión entre padres e hijos y la seguridad emocional.
- A menudo provoca la risa al tiempo que facilita la regulación emocional y la reducción del estrés.
- No requiere equipo especial.
- Se puede hacer en cualquier lugar y en cualquier momento.
- Es diverso y sencillo.
- No hay reglas fijas.
- No implica competitividad.
- Es por iniciativa del padre o del niño.
9 formas de juego de apego con ejemplos:
Juego libre y sin supervisión
Se trata de proporcionar al niño o niña objetos inspiradores como cubos, muñecos, marionetas, plastilina, ropa de disfraz, figuritas y animales en miniatura, vehículos,… y dejar que tomen la iniciativa, inventen, construyan lo que quieran (y necesiten de un punto de vista psicológico o emocional). Durante estas sesiones, el niño o la niña expresará a través del juego lo que tiene en él o ella, a menudo revelando necesidades, preocupaciones, preguntas y transformándolas en escenas de juego. El papel del padre y la madre es mantener la atención benévola, la escucha empática, para prestarse a los escenarios propuestos y responder a las solicitudes del niño o niña sin juzgar
El juego libre ayuda a los niños a sentirse apreciados, amados y seguros. Aletha Solter recomienda reservar al menos media hora de juego libre por semana para cada niño.
El juego simbólico
El juego simbólico es la metáfora o reproducción de una experiencia traumática o angustiosa para verbalizarla, superarla y aprender lecciones de ella. Por ejemplo, si un perro mordió o asustó a un niño/a, el padre o la madre que juega puede imitar a un perro e imaginar un diálogo divertido con el niño.
En el caso de las peleas entre hermanos, simular un conflicto entre animales de peluche o de plástico ayudará a resolver diferencias y verbalizar emociones mientras se encuentran soluciones que se adapten a todos en el mundo real.
Juegos de causa y efecto
El juego de causa y efecto es una actividad en la que el comportamiento de un adulto se repite de forma predecible, en relación con el comportamiento de la niña o niño. Al practicarlo, el niño/a gana confianza, se da cuenta de su potencial, desarrolla su empatía y aprende observando el reflejo de sus acciones.
Este juego comienza muy temprano, como cuando imitamos los balbuceos, las risas y las expresiones de un bebé. Se establece una conexión cuando el bebé observa y comprende los efectos de su comportamiento y la emoción expresada.
Otra forma de juego de causa y efecto es cuando una madre o un padre imita la voz de un juguete que el niño o la niña tiene en la mano y comenta las experiencias que el niño/a les ha dado. El juguete se cae: el padreo la madre dice “¡Ay! “. El juguete come: el padre o la madre dice “¡Um, me encantan estas judías verdes! ¿Quedan más? “.
Los juegos de los absurdos
Cuando un niño o una niña reproduce intencionalmente un error (como ponerse bragas en la cabeza al vestirse o colocar piezas de un rompecabezas en cualquier lugar), está en un juego de lo absurdo. Estos juegos son válvulas para liberar las tensiones relacionadas con una experiencia similar que provoca más ansiedad. Ejemplo: hay un estrés recurrente en la velocidad de vestirse por la mañana o una demanda de “perfección”. Padres y madres, ¡atentos para escuchar estos mensajes!
Entre los otros juegos del absurdo, recordemos recitar un poema en desorden o sustituir palabras por otras más excéntricas: este enfoque resta importancia al acto de hablar frente a un grupo, por ejemplo (y esto facilita la memorización por la afluencia de emociones agradables).
Lo mismo ocurre con el juego de la exageración de la ira: una forma de regularlo y entender el mecanismo
Los juegos de separación
“Cucú…tras tras” es quizás el juego de separación más popular. Consiste en esconderse detrás de una tela, servilleta o detrás de nuestras manos y aparecer con la cara descubierta frente al niño/a. A través de la risa y la sorpresa, el niño comprende que una separación (esconderse) implica encontrarse a sí mismo.
Hay que procurar no permanecer demasiado tiempo escondido para no generar estrés.
Otro juego de separación: dejar que el niño o la niña se esconda e ir a buscarlo, comentando la exploración “Siento que estás aquí…”, “Hmm, hmm, ¿de quién son los pies bajo la cortina?
Juegos de inversión de poder
Durante los juegos de inversión de poder, los adultos fingen ser débiles, asustados, torpes, distraídos, estar enfadados,…
Así, una madre puede fingir caer y quedar aturdido cuando un niño lo golpea con una almohada y luego necesitar los cuidados que el niño le dará con, por qué no, ¡una poción mágica que le devuelva las fuerzas!
Del mismo modo, un padre puede exagerar el miedo a un papel con una araña dibujada. El niño/a aprenderá así a superar sus propios miedos irracionales a través del juego, ayudando a su padre o madre a superar sus miedos simulados.
Juegos de regresión
Los juegos de regresión consisten en actuar como si fuéramos más jóvenes que nuestra edad. Esto es lo que hace un niño/a cuando habla como un bebé mientras domina el idioma.
Estos juegos te permiten curarte y conectarte. Pueden intervenir, en particular, ante la llegada de un hermano o una herma. Entonces no se preocupe, simplemente juegue el juego y se detendrá por sí solo cuando ya no necesite este juego de regresión.
Actividades con contacto corporal
Para los niños, una función importante del juego es su función de ayudar a conectarse físicamente con los demás, una necesidad básica. Por lo tanto, tocarse fortalece el vínculo emocional. Por ejemplo, podemos dibujar letras o formas con el dedo en la espalda del niño o la niña para que adivine de qué se trata, hacer que salte de rodillas, gatear con el niño*a como jinete, ¡bailar un tango!
Juegos cooperativos
Los juegos cooperativos refuerzan la complicidad, alejan la competencia (y sus riesgos para la autoestima), desarrollan la confianza (conciencia de la contribución de cada uno.
Por ejemplo, podemos construir un monumento común con piezas, jugar a juegos de mesa cooperativos, inventar historias juntos (desarrollamos una historia hablando por turnos), hacer deporte sin contar los puntos, …
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