Con dolor, la tristeza es obvia. Con el trauma, los síntomas pueden pasar desapercibidos porque aparecen como otros problemas: frustración, mal comportamiento, dificultad en la concentración, dificultad para seguir instrucciones o para trabajar en grupo. A menudo los estudiantes son diagnosticados erróneamente con ansiedad, trastornos de conducta o desórdenes de atención, en lugar de entender el trauma que está causando esos síntomas y reacciones.
Para los chicos/as que han experimentado un trauma, el aprendizaje puede convertirse en un gran conflicto. Pero, una vez que se identifica el trauma como la raíz del comportamiento, podemos adaptar nuestro enfoque para ayudarlos a sobrellevar el problema cuando están en el centro educativo.
Estos 10 consejos nos ayudan a comprender a los estudiantes que han pasado por un trauma, además de enseñarnos estrategias para ayudarlos a desarrollar la resiliencia para que puedan recuperarse y superar sus desafíos
1. Los estudiantes que han sufrido un trauma no están intentando provocarte:
en lugar de reprenderlos por llegar tarde u olvidarse la tarea, sé positivo y servicial estableciendo una señal visual o un recordatorio verbal para ayudar a ese niño. Cambia tu forma de pensar y recuerda que el niño que ha sufrido un trauma no está intentando hacerte enfadar.
Estas interacciones positivas pueden parecer pequeñas, pero pueden desarrollar resiliencia en los estudiantes, reconfigurando áreas de sus cerebros que han sido afectadas por un trauma. Por otro lado, comenzar el día con una reprimenda puede hacer que el estudiante se bloquee.
2. A los estudiantes que han pasado por un trauma les preocupa lo que va a suceder a continuación:
La rutina diaria en la clase ha de ser tranquila, trate de proporcionar estructura y previsibilidad siempre que sea posible. Dado que las palabras pueden no encajar en los estudiantes que pasan por un trauma, necesitan otras señales sensoriales. Además, se explicará cómo se desarrollará el día, es convenite tener letreros en clase o un guión gráfico que muestre qué materia y/o actividad se hará y cuándo (matemáticas, lectura, almuerzo, recreo, etc.).
Saber qué esperar permite a los estudiantes sentirse lo suficientemente seguros como para concentrarse en aprender. Con el tiempo, eso puede demostrarles que tienen la capacidad y poder para desempeñar sus actividades en el centro educativo
3. Incluso cuando la situación no parece tan mala, lo que importa es cómo se siente el chico o la chica:
Hay que intetnar no juzgar el trauma. Como profesores atentos, podemos proyectar involuntariamente que una situación no es realmente tan mala, pero lo que más importa es cómo percibe el /la alumno/a esa situación que le genera estrés y sobre la que no tiene control. Todo lo que mantiene nuestro sistema nervioso activado por más de cuatro a seis semanas se define como estrés postraumático.
La buena noticia es que lo contrario también es cierto: las pequeñas interacciones positivas, como saludar a un estudiante en el pasillo, pueden parecerle insignificantes, pero pueden fomentar la resiliencia en sus estudiantes.
4. El trauma no siempre se asocia con la violencia:
El trauma a menudo se asocia con la violencia. Sin embargo, los niños experimentan el trauma de una variedad de situaciones, como el divorcio, una mudanza o el acoso escolar.
5. No necesitas saber exactamente qué causó el trauma para poder ayudar:
En lugar de enfocarte en la situación traumática, concéntrate en la ayuda que puedes brindar al estudiante. Quédate con lo que estás viendo ahora: dolor, ira, preocupación, en vez de obtener todos los detalles de su historia. No hay que cavar profundo en el trauma para poder responder eficazmente con empatía y flexibilidad.
6. Existe una conexión directa entre el estrés y el aprendizaje
Cuando los alumnos están estresados, es difícil para ellos aprender. Cree un entorno seguro y de aceptación en el aula haciéndoles saber que comprende su situación y los apoya.
Los chicos y chicas que han experimentado un trauma tienen dificultades para aprender a menos que se sientan seguros y apoyados.Cuanto más pueda hacer el profesor para que estén menos ansiosos y hacer que se concentren en la tarea que tengan entre manos, mejor será el desempeño. Existe una conexión directa entre reducir el estrés y los resultados académicos
7.-Cuando los estudiantes sienten que son buenos en algo y experimentan el éxito, desarrollan su resiliencia
Encuentra oportunidades que les permitan a los niños establecer y alcanzar sus metas, consiguiendo una sensación de dominio y control. Asígnales trabajos en el aula que puedan hacer bien. Es muy enriquecedor que ayuden a otros compañeros que necesiten apoyo. Debido a que el trauma es una experiencia sensorial, los alumnos necesitan algo más que aliento: necesitan sentir su valía a través de tareas concretas.
8 La autorregulación puede ser un gran desafío para los estudiantes que sufren un trauma
Algunos niños con trauma están creciendo con padres emocionalmente no disponibles y no han aprendido a calmarse a sí mismos, por lo que pueden desarrollar comportamientos de distracción y tener problemas para mantenerse enfocados durante largos períodos de tiempo. Ayúdales programando descansos regulares en el cerebro. Al inicio de la clase explícales cuándo habrá descansos, tiempo libre, jugar o estirar. Un niño puede estar centrado durante 20 minutos si sabe que habrá un descanso para recargar antes de la siguiente tarea.
9 Está bien preguntarles directamente a los estudiantes qué puedes hacer para ayudarles a superar el día
Pueden pedir escuchar música con auriculares o poner la cabeza sobre la mesa durante unos minutos.Si un alumno no puede nombrar qué lo ayudará, intente ofrecerle opciones: comer un refrigerio, salir a caminar o respirar profundamente, por ejemplo.
Tenemos que dar un paso atrás y preguntarles: ‘¿Cómo puedo ayudar? ¿Hay algo que pueda hacer para que te sientas un poco mejor?
10. Puedes ayudar a los niños con trauma incluso cuando están fuera de tu clase
Comparte las estrategias que conoces con los demás profesionales del colegio, desde el conductor del autobús hasta los padres y madres voluntarios. Dígales cómo las pequeñas interacciones, como felicitar a un estudiante u ofrecer una sonrisa, pueden ayudar a los chicos y chicas con trauma a desarrollar resiliencia.
Recuérdales que el niño no es su comportamiento. Hay algo debajo que provoca que eso suceda, así que se sensible. Pregúntate ¿Qué le pasa a ese o esa estudiante?’ en lugar de decir: ‘¿Qué le pasa al estudiante?’. Ese es un gran cambio en la forma en que los miramos.
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